El edificio para el que se proyecta la intervención se localiza en la ciudad de Lugo. Se trata de una edificación arrimada a la fachada lateral derecha de la Iglesia del antiguo convento de San Francisco (hoy de San Pedro) que define una planta rectangular. La capilla está fechada en 1690, que es cuando se documentan los trámites para el inicio de su construcción. Aunque no está suficientemente acreditado, se podría atribuir a Domingo A. de Andrade, que aporta las ideas y planos generales para la capilla.
Tiene una superficie de 240m2 y unas dimensiones exteriores de 28,88m x 8,31m. El edificio ocupa un volumen prismático cubierto a un agua por su condición de adosado, salvo en la fachada principal donde se corta con una limatesa a 45º, que define una vertiente contra la espadaña. Interiormente, está dividido en dos partes: el templo propiamente dicho, que ocupa el volumen mayor en el que se sitúa un coro; y una sacristía, situada detrás del altar y separada de la nave por el retablo.
La estructura de cubierta es muy simple: de cerchas apoyadas en mechinales en la iglesia de San Pedro y sobre el muro de fachada. Este esquema ha sido muy alterado por sucesivas reparaciones que han dejado una acumulación de maderos que dificultaban incluso el acceso por el interior.
La nave de la iglesia está cubierta por una bóveda de cal y barrotillos sobre arcos formeros y fajones de madera que oculta el entramado estructural de la cubierta. Se estima que fue construida a finales del siglo XIX y se sabe que sustituyó a un falso techo horizontal, a nivel del remate de ciertas pinturas que simulan molduras y dentículos aparecidas en las paredes laterales durante la obra de rehabilitación.
Objeto de la intervención
La necesidad de la intervención vino determinada por el mal estado de la armazón de la cubierta y el enlosado de la misma, que ya se denotaba en diversos procesos patológicos en la bóveda, cuya conservación se estimó siempre necesaria. Esta situación llevó a tener instalada de una red de protección contra los desprendimientos del techo que se estaban produciendo.
El principal objetivo de la intervención ha sido la rehabilitación de la cubierta y, a la vista del estado de la estructura, de la completa sustitución de esta. Además, se plantea la posibilidad de actuar sobre los ventanales existentes en la fachada de San Pedro, tapiados y con su rica iconografía oculta por la cubierta de la Capilla de la Soledad, liberándolos de los apoyos de la estructura de madera existente.
Criterios de intervención y solución adoptada
Una vez determinada la necesidad de la renovación completa de la estructura se propone un nuevo diseño en madera que permita la recuperación funcional de los citados ventanales góticos y, además, que posibilite el acomodo de las diferentes piezas de arte sacro que la orden tiene malamente almacenadas en el interior de la nave.
Para ello, se opta por la elección de tableros estructurales contralaminados, que nos permitan liberar el espacio entre la cubierta y la bóveda que cubre la nave de la iglesia. De este modo, la estructura de cubierta se “aplana” apoyándose únicamente en el perímetro y en la línea media longitudinal. Este apoyo intermedio se hace sobre pilares equidistantes que, a su vez y por medio de un durmiente de reparto, lo hacen sobre las nuevas vigas que sustituyen a las anteriores, pero en este caso son de madera laminada.
De este modo se destapian las ventanas góticas, se instala un lucernario sobre cada una de ellas sobre cubierta y también se coloca una pasarela sobre las vigas laminadas. Con ello, se da paso a la luz natural al interior de la iglesia conventual y al nuevo bajo-cubierta de la capilla y se posibilita el uso de este último para la exposición de las piezas de arte sacro, haciéndolo visitable para el público. También se podrá valorar la decoración figurativa de las ventanas góticas, reconocer las distintas cubiertas que tuvo la capilla por las huellas existentes en la fábrica de la fachada de la iglesia conventual o apreciar el sistema constructivo autoportante de la restaurada bóveda de barrotillo y cal, que descansa sobre arcos encamonados de madera.
Diseño estructural
Con el objetivo de conseguir el menor espesor posible del tablero de cubierta, sin elementos que descuelguen respecto del plano inferior formado por los tableros de madera contralaminada, se decide no recurrir a un posible nervio sobre la línea de pilares que sirviese de parteluz a los propios tableros. También se decide prescindir de una viga limatesa entre los dos faldones, que supondría una reducción importante de la altura libre en la zona de acceso al bajocubierta.
Aprovechando el carácter ortótropo de los tableros de madera contralaminada, se decide utilizar como dirección principal de los tableros la marcada por la línea de pilares, recurriendo a tableros de cinco capas, donde tres de ellas hagan la función de nervio en la línea de pilares. El intereje de los pilares se fija en el ancho máximo de fabricación de los paneles con orientación transversal de sus capas exteriores.
La verificación de los tableros en la zona del apoyo puntual sobre los pilares, determinó la necesidad de utilizar un refuerzo mediante tirafondos todorosca con el objetivo de solucionar las elevadas tensiones de cortante por rodadura.
En el faldón hacia la espadaña se recurre a tableros con orientación longitudinal, cobrando especial importancia las costuras entre los paneles involucrados en la formación de la lima, así como entre el último que forma parte de la lima y el primero que apoya de forma completa, superior e inferiormente, en el faldón longitudinal.
Ejecución
Resultaba de vital importancia no prescindir de una protección frente a la lluvia durante la realización de los trabajos, por ello reducir los plazos de montaje de la estructura era uno de los objetivos principales. El tallado de las piezas en taller mediante CNC (control numérico asistido por ordenador) era la manera de conseguirlo, de manera que en obra únicamente se realizase el acoplamiento y correcta unión entre ellas. Incluso el perfil metálico superior fue despiezado en tramos, realizándose en obra la soldadura entre las diferentes piezas.
La necesaria precisión en la toma de datos para la realización del despiece y tallado en taller de todas las piezas de madera, tanto lineales (vigas, viguetas y pilares) como los tableros de madera contralaminada fue determinante, sin perder de vista la complejidad que esto representa en obras de rehabilitación.
Por otro lado, los condicionantes propios de la obra, al tratarse de una actuación en el centro histórico de la ciudad, dentro de murallas y en zona peatonal, sin la posibilidad de contemplar acopios de material, hacían de la planificación y la logística de las entregas de material un punto clave de la ejecución, más aún en lo referente a los paneles de madera contralaminada. Así, todos los materiales se entregaron en obra en transportes de dimensiones y pesos controlados y en el orden de colocación necesario, de acuerdo a una cuidada planificación.
Jorge Salvador Fernández.
gAU Gabinete de Arquitectura y Urbanismo.